27 mayo 2013

Más Que Un Terreno

“El Señor le dijo a Abram: «Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre, y vete a la tierra que te mostraré. En aquel día el Señor hizo un pacto con Abram. Le dijo: —A tus descendientes les daré esta tierra.” Génesis 12:1, 15:8

Hace más de cien años, en mi natal Oklahoma, hubo un programa gubernamental para entregar grandes terrenos a las personas que se comprometieran a cultivarlos por un mínimo de cinco años.

El llamado y promesa de Génesis 12 y 15 no era algo como aquel programa en Oklahoma. Abraham no estaba recibiendo una tierra para que simplemente la cultivara.

Dios tenía un propósito estratégico para reubicar a Abraham en Canaan, aunque a veces esa razón pueda malinterpretarse. Por ejemplo, he escuchado a algunas personas especular sobre si Abraham y Sara debían irse de la vida en la ciudad porque las ciudades son lugares pecaminosos donde la maldad abunda. Dios no estaba simplemente dándole a Abraham y a su familia un terreno.

A medida que la descendencia de Abraham se multiplicaba, Dios los comisionó a ser emisarios de Su mensaje. Debido al traslado de Abraham a Canaán, sus descendientes vivieron en la ruta principal de viajeros durante los tiempos bíblicos. ¿No refleja eso la pasión de Dios porque todas las naciones lo conozcan y lo alaben?

El área al este del Mediterráneo que estaba repartido entre las 12 tribus de Israel era el puente del mundo antiguo. Para viajar desde y hacia tres continentes – África, Asia y Europa – había que pasar por ese angosto corredor entre el Río Jordán y el Mar Mediterráneo.

Aun cuando había reinos que emergían y otros que caían, esta área siguió siendo la arteria principal de viajeros en el mundo. Caravanas de comerciantes, por ejemplo, viajando de Egipto a Persia o hasta la India parason por el área en la que Dios ubicó al pueblo al que en el Sinaí llamó a ser “un reino de sacerdotes” (Éxodo 19:6). En Isaías, Dios dijo que su pueblo sería “luz a los gentiles” (Isaías 42:6; 49:6). La reubicación de Abraham posicionó a sus descendientes de manera que podían servir como luz a los miembros de muchos otros pueblos. El potencial estaba instalado para poder florecer como un “reino de sacerdotes.”

La gente que se dedica a las bienes raices dicen que las tres cosas más importantes de una propiedad son: ubicación, ubicación y ubicación. La ubicación era una buena razón para que la familia de Abraham echara raíces en lo que ahora nosotros llamamos “Tierra Santa”. Reubicar a Abraham y Sara cerca de una ruta de transporte principal del mundo antiguo encaja bien en el deseo público de Dios de que las buenas nuevas de salvación se conozcan en todo el mundo (Isaías 49:6, Hechos 13:47).

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