Hace más de cien
años, en mi natal Oklahoma, hubo un programa gubernamental para
entregar grandes terrenos a las personas que se comprometieran a cultivarlos
por un mínimo de cinco años.
El llamado y
promesa de Génesis 12 y 15 no era algo como aquel programa en
Oklahoma. Abraham no estaba recibiendo una tierra para que simplemente
la cultivara.
Dios tenía un
propósito estratégico para reubicar a Abraham en Canaan, aunque a
veces esa razón pueda malinterpretarse. Por ejemplo, he escuchado a
algunas personas especular sobre si Abraham y Sara debían irse de la
vida en la ciudad porque las ciudades son lugares pecaminosos donde
la maldad abunda. Dios no estaba simplemente dándole a Abraham y a
su familia un terreno.
A medida que la
descendencia de Abraham se multiplicaba, Dios los comisionó a ser
emisarios de Su mensaje. Debido al traslado de Abraham a Canaán, sus
descendientes vivieron en la ruta principal de viajeros durante los
tiempos bíblicos. ¿No refleja eso la pasión de Dios porque todas
las naciones lo conozcan y lo alaben?
El área al este
del Mediterráneo que estaba repartido entre las 12 tribus de Israel
era el puente del mundo antiguo. Para viajar desde y hacia tres
continentes – África, Asia y Europa – había que pasar por ese
angosto corredor entre el Río Jordán y el Mar Mediterráneo.
Aun cuando había
reinos que emergían y otros que caían, esta área siguió siendo la
arteria principal de viajeros en el mundo. Caravanas de comerciantes,
por ejemplo, viajando de Egipto a Persia o hasta la India parason por
el área en la que Dios ubicó al pueblo al que en el Sinaí llamó a ser
“un reino de sacerdotes” (Éxodo 19:6). En Isaías, Dios dijo que
su pueblo sería “luz a los gentiles” (Isaías 42:6; 49:6). La
reubicación de Abraham posicionó a sus descendientes de manera que
podían servir como luz a los miembros de muchos otros pueblos. El
potencial estaba instalado para poder florecer como un “reino de
sacerdotes.”
La gente que se
dedica a las bienes raices dicen que las tres cosas más importantes
de una propiedad son: ubicación, ubicación y ubicación. La
ubicación era una buena razón para que la familia de Abraham echara
raíces en lo que ahora nosotros llamamos “Tierra Santa”.
Reubicar a Abraham y Sara cerca de una ruta de transporte principal
del mundo antiguo encaja bien en el deseo público de Dios de que las
buenas nuevas de salvación se conozcan en todo el mundo (Isaías
49:6, Hechos 13:47).
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