31 mayo 2013

La Mala Actitud de Jonás

"«Levántate y ve a la gran ciudad de Nínive... Entonces Jonás se levantó y se fue en dirección contraria para huir del Señor." Jonás 1:2-3

¿Qué es lo que los creyentes generalmente toman como lección de la historia de Jonás? La enseñanza que más mencionan es: “Obedecer a Dios”. Escuché a alguien decirlo así: “¡Obedece a Dios o terminarás vomitado por una ballena!”

A decir verdad, la historia de Jonás si respalda la idea de que Dios espera que le obedezcamos pero, ¿es la obediencia el punto principal de la historia? No lo creo, porque Jonás eventualmente hizo lo que Dios le pidió. Jonás fue a Nínive y predicó por toda la ciudad. Si la obediencia fuera el punto principal en la historia, ¿no debía todo el resto ser armonía entre Jonás y Dios?

Y no lo fue. De hecho, cuando termina la historia de Jonás, Dios expresa su decepción con Jonás. Las palabras finales de Dios hacia Jonás son una pregunta: “¿No debería yo sentir compasión por esta gran ciudad? ” Jonás 4:11

Jonás evitó ir a Nínive porque odiaba a los ninivitas. Eran enemigos de Israel y Jonás no compartía nada del amor de Dios por ellos. De hecho, Jonás se molestó cuando la ciudad se arrepintió y ya no fue destruida. Esa reacción molestó a Dios en gran manera.

Solo entenderemos la historia de Jonás si vemos cuidadosamente los últimos dos versículos. El punto principal de la historia de Jonás es que Dios ama a todos los pueblos, incluyendo – para tristeza de Jonás – a los ninivitas. Esa es una de las razones principales por la que muchos expertos llaman a Jonás “el libro misionero del Antiguo Testamento”.

Dios claramente quiere que nuestros corazones se sintonicen con el de Él a este respecto. Bob Pierce de Visión Mundial decía, “que mi corazón se conmueva por las mismas cosas que conmueven al corazón de Dios”. En la historia de Jonás, el corazón de Dios se conmovió cuando un pueblo entero se apartó de Él. Jonás no debe ser nuestro modelo a seguir. Nuestros corazones deben estar conmovidos por los miles de pueblos que aun no conocen el Evangelio.

Tristemente, hoy hay creyentes que piensan que cualquiera que los haga sentir incómodos o amenazados no debe estar en el Reino de Dios. Se regocijan cuando sus enemigos sufren o son exterminados. Hace unas décadas, muchos cristianos estadounidenses eran muy elocuentes en su odio hacia los rusos. Se difundían eslóganes como, “mata un Comunista para Cristo”. Luego del 11 de septiembre, muchos cristianos estadounidenses empezaron a ver a los musulmanes como enemigos. En Croacia, descubrí que los habitantes de la vecina Serbia eran vistos como enemigos. En muchos lugares, las poblaciones de inmigrantes son consideradas como enemigos.

Reflexionemos cuidadosamente las implicaciones de la historia de Jonás. Dios no estaba feliz cuando Jonás no quiso atender una ciudad llena de personas apartadas de Él. Seguramente, Dios tampoco está complacido hoy cuando Su pueblo siente poca o ninguna responsabilidad de alcanzar a los pueblos del mundo que aun no le conocen.

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