17 mayo 2013

¿La Misión es Primero Local y Luego Global, o es Simultánea?

Justo antes de su ascensión, Jesús habló de que el Espíritu Santo vendría sobre sus discípulos. Luego les dijo “serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.” (Hechos 1:8) Para la mayoría de nosotros, estas palabras suenan parecidas a la Gran Comisión de Mateo 28. Otros, sin embargo, aseguran que Hechos 1:8 es un plan paso por paso.

Por eso, dicen ellos, Jesús quiere que primero nos concentremos en nuestra propia ciudad (nuestra “Jerusalén”). Cuando la evangelización se complete allí, ya podemos ir a Judea y cuando terminemos allí, podemos ir a nuestra Samaria. Y en algún tiempo futuro, podemos ir a los confines de la tierra.

El problema con esa interpretación es que no concuerda con lo que hizo la Iglesia primitiva. Los primeros cristianos no procedieron a evangelizar en una secuencia en la que primero evangelizaban un lugar y debían completarla antes de pasar al siguiente.

La persecución hizo que los creyente simultaneamente se esparcieran por Judea y Samaria. De manera que Felipe ya estaba predicando en Samaria (Hechos 8) antes de que toda Judea fuera evangelizada. La Iglesia primitiva no tenía problema con ir más allá de la fronteras geográficas. Para cuando Pablo se convirtió, había iglesia en las ciudades gentiles como Damasco y Antioquía de Siria. De hecho, la iglesia de Antioquía fue la iglesia que comisionó a Pablo y Bernabé como misionereos.

La pregunta que los primeros creyentes si tuvieron que enfrentar era la de las fronteras culturales, es decir, si los gentiles que aceptaran a Cristo debían hacerse judíos. El concilio de Jerusalén que se describe en Hechos 15 llegó a una conclusión tajante, y no hay evidencia de que las personas esperaran a terminar de evangelizar un lugar antes de pasar al siguiente. Hay historias de Tomás plantando iglesias en India y Andrés evangelizando en Grecia. Las fuentes históricas de la Iglesia primitiva se refieren a Bartolomé visitando Armenia y a Santiago “el jóven” visitando Egipto. Judas (Tadeo) podría haber visitado Persia y Mateo visitado Etiopía.

Claramente, los cristianos del siglo I pensaban que Cristo quería un evangelismo que fuera a todos los lugares al mismo tiempo. Aparentemente, entendieron la lista de lugares de Hechos 1:8 no como un mapa que debía seguirse al pie de la letra, sino simplemente como otra manera de decir “hagan discípulos a todas las naciones.” (Mateo 28:19-20) y “predicar el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15).

En los siglos 16 y 17, la reforma protestante enseñó una secuencia lineal (“primero evangelice su pueblo”). Estaban equivocados. Se necesitó de personas como William Carey para llevar nuevamente a la Iglesia a evangelizar en todo lugar simultáneamente “desde y hacia los seis continentes.”

¿Será que la idea de que el evangelismo mundial debe ser lineal (“primero en mi 'Jerusalén'”) es solo una manera de evadir la responsabilidad de evangelizar al resto del mundo?

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