Al analizar el Padre nuestro uno encontrará referencias a:
Si oramos el Padre nuestro de verdad, las dos frases al inicio - “venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra” - inequívocamente abordan la necesidad del evangelismo mundial.
Por 2,000 años los cristianos han memorizado y recitado el Padre nuestro. A menudo, hemos repetido esas maravillosas palabras mecánicamente si prestarle mucha atención a su gran significado. Por eso, las palabras de Mateo 6:10 rara vez nos hacen pensar en evangelismo mundial. Es una lástima, porque pedir que se concrete el Reino de Dios y que Su voluntad se haga por toda la tierra implica, por lo menos, la proclamación del evangelio a todas las etnias que no han sido alcanzadas.
En cuanto a la voluntad de Dios, los sermones sobre el Padre nuestro generalmente usan Mateo 6:10 para hablar de una vida correcta y a veces también sobre justicia social. Estas cosas son parte de la voluntad de Dios, ¿pero acaso no incluye más? ¿no le pide Dios a Su pueblo que haga discípulos a la semejanza de Cristo en las naciones? Proclamar la historia de Jesús hasta “los confines de la tierra” es, después de todo, un mandato bíblico claro. Mateo 6:10 también nos lleva naturalmente a Mateo 9:38, que ha llegado a ser parafraseado de la siguiente manera, “¡Qué gran cosecha!... Así que arrodillate para orar por manos para cosechar.”
Mientras haya personas en la tierra que no saben nada sobre el Dios verdadero, la voluntad de Dios no se cumplirá a cabalidad. Mientras haya personas sirviendo otros dioses – ya sean “ídolos vanos” o dioses de dinero, poder o placer – el reino de Dios no vendrá completamente. Por eso, orar Mateo 6:10 sin tener en mente el evangelismo mundial pierde el sentido clave del versículo.
A menudo se nos recuerda que la oración es mucho más que solo pedirle a Dios. La oración es esencialmente para pedirle que nos moldée. Cuando repetimos las palabras de Mateo 6:10 - “venga tu reino; hágase tu voluntad en la tierra” - debemos permitir al Espíritu Santo que convierta esas palabras en auténticos anhelos de nuestro corazón. Cada vez que oramos el Padre nuestro, debemos permitir que sus poderosas palabras incrementen nuestra pasión por el evangelismo mundial.
- la naturaleza de Dios y su carácter
- las necesidades materiales del ser humano
- pecado y perdón
- vivir con gracia y justicia social
- tentación y liberación
- adoración
- y, también, evangelismo mundial
Si oramos el Padre nuestro de verdad, las dos frases al inicio - “venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra” - inequívocamente abordan la necesidad del evangelismo mundial.
Por 2,000 años los cristianos han memorizado y recitado el Padre nuestro. A menudo, hemos repetido esas maravillosas palabras mecánicamente si prestarle mucha atención a su gran significado. Por eso, las palabras de Mateo 6:10 rara vez nos hacen pensar en evangelismo mundial. Es una lástima, porque pedir que se concrete el Reino de Dios y que Su voluntad se haga por toda la tierra implica, por lo menos, la proclamación del evangelio a todas las etnias que no han sido alcanzadas.
En cuanto a la voluntad de Dios, los sermones sobre el Padre nuestro generalmente usan Mateo 6:10 para hablar de una vida correcta y a veces también sobre justicia social. Estas cosas son parte de la voluntad de Dios, ¿pero acaso no incluye más? ¿no le pide Dios a Su pueblo que haga discípulos a la semejanza de Cristo en las naciones? Proclamar la historia de Jesús hasta “los confines de la tierra” es, después de todo, un mandato bíblico claro. Mateo 6:10 también nos lleva naturalmente a Mateo 9:38, que ha llegado a ser parafraseado de la siguiente manera, “¡Qué gran cosecha!... Así que arrodillate para orar por manos para cosechar.”
Mientras haya personas en la tierra que no saben nada sobre el Dios verdadero, la voluntad de Dios no se cumplirá a cabalidad. Mientras haya personas sirviendo otros dioses – ya sean “ídolos vanos” o dioses de dinero, poder o placer – el reino de Dios no vendrá completamente. Por eso, orar Mateo 6:10 sin tener en mente el evangelismo mundial pierde el sentido clave del versículo.
La Gran Comisión de Mateo 28:19-20 - “Vayan y hagan discípulos a las naciones” - no surge en el vacío. Al enseñar a sus discípulos a orar, Jesús utilizó algunas frases que podrían sensibilizarlos hacia el deseo del Padre que todo el mundo sea evangelizado. Por eso, puede decirse que Jesús utilizó también las palabras de la oración modelo que enseñó a Sus discípulos para preparar el terreno para la Gran Comisión.
A menudo se nos recuerda que la oración es mucho más que solo pedirle a Dios. La oración es esencialmente para pedirle que nos moldée. Cuando repetimos las palabras de Mateo 6:10 - “venga tu reino; hágase tu voluntad en la tierra” - debemos permitir al Espíritu Santo que convierta esas palabras en auténticos anhelos de nuestro corazón. Cada vez que oramos el Padre nuestro, debemos permitir que sus poderosas palabras incrementen nuestra pasión por el evangelismo mundial.
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